
AUTOCONCEPTO Y AUTOESTIMA
La adolescencia es un período de cambios y descubrimientos en el que se tienen que combinar varias cuestiones ¿cómo soy yo? ¿cuáles son mis intereses? ¿qué me define y qué es lo que no quiero que me defina? Según las respuestas que surjan, te relacionarás con un determinado entorno, adoptando tu propia posición frente a las demás personas. Cuando te miras al espejo puedes ver tus características físicas: tus rasgos faciales, tu altura, tu belleza y tus defectos. Al relacionarte con tu entorno, tienes una manera personal de reaccionar a lo que te sucede, de relacionarte y de expresar afecto.
El autoconcepto es una construcción que hacemos en nuestra mente sobre lo que yo soy, las características con las que me identifico: mi personalidad, mi forma de ver la vida, mis características personales. El autoconcepto tiene un valor descriptivo. Es el aspecto mental de quién soy yo: el conjunto de percepciones, ideas u opiniones que tiene cada persona sobre sí misma, independientemente de que sean falsas o verdaderas, objetivas o subjetivas. Estas opiniones le permiten describirse a si misma.
El autoconcepto se va construyendo a lo largo de la vida como consecuencia de la interacción con el entorno y de nuestras experiencias relacionales. Por eso también se habla de “yo narrativo”, algo así como la historia que construya cada persona sobre sí misma.
La autoestima es el componente afectivo o emocional del autoconcepto. Esto es, es la respuesta a la pregunta: ¿Cómo me siento yo con ese autoconcepto?. Por eso se habla de autoestima baja, cuando mis sentimientos son de desaprobación y de autoestima alta, cuando mis sentimientos son de aprobación.
¿Qué importancia tiene el autoconcepto?
El autoconcepto va a ser la base nuestra personalidad, es fundamental para el desarrollo psicoemocional ya que determina las creencias sobre nosotros/as, sobre nuestras experiencias y acerca de nuestra influencia sobre los demás.
Autoconcepto en construcción… ¿Qué puedo hacer?
Algunos de los siguientes ejercicios pueden ayudarte:
- Dedica tiempo a pensar en ti y en cómo eres en relación a los demás. Haz una lista y anota tus cualidades positivas y las negativas. En todos hay luces y sombras, conocerlas es importante.
- Si detectas alguna idea sobre ti mismo/a que te limita, cuestiónala. Quizás puedas cambiar esas creencias por otras basadas en tu listado de cualidades positivas.
- Presta atención a tu entorno, piensa qué te está aportando cada persona y situación. Atrévete a experimentar.
Recursos de ayuda
Tu familia o tus amistades: Elige una persona en la que sientas que puedes confiar. Dile cómo te encuentras, háblale de tus preocupaciones, tus miedos. Si lo necesitas, pídele que te acompañe a un recurso de ayuda.
Tu centro educativo: El profesorado o el personal de Orientación de tu centro educativo pueden hablarte de las opciones que tienes a tu alcance, para ampliar las que tú ya conoces.
Tu médico/a de atención primaria: pide una cita y coméntale cómo te sientes, valorará tu estado de ánimo y si has desarrollado algún problema en relación a la situación que vives. Te ayudará a encontrar una salida.
Teléfono de la Esperanza: Puedes hablar con una persona las 24 horas del día, consulta los teléfonos de nuestras sedes en la página www.telefonodelaesperanza.org. Una de nuestras personas voluntarias está disponible para escucharte y te ayudará a expresar todo lo que necesites.
Fundación ANAR: Si tienes problemas que requieren una atención profesional inmediata y anónima, contacta con esta organización sin ánimo de lucro que se dedica a la promoción y defensa de los derechos de los niños y adolescentes en situación de riesgo y desamparo. Teléfono gratuito de atención especializada 900202010, su web en la que encontrarás más información www.anar.org.